Recién estamos empezando a entender cuán grande es la pelea en la que estamos involucrados con el COVID-19 y algunos de sus efectos secundarios.
Durante los próximos meses (hasta mediados de 2023), el COVID-19 será el centro de todas las partes interesadas en el ecosistema de la atención médica y se espera que, aunque es probable que ya existan tratamientos, no se haya logrado la esperada inmunidad de rebaño a través de la infección y la vacuna.
Esto significa que los sistemas de salud, y la sociedad en general, deberán mantener una vigilancia activa para que la curva permanezca lo más plana posible.
Después de este período, esperamos que prevalezcan antivirales efectivos, se hayan desarrollado y distribuido vacunas y la vida se adapte a una nueva normalidad.
Está claro que el COVID-19 , se consolidó como un experimento social, clínico, organizacional y económico de 300 millones de personas en cuestión de semanas. Este experimento, está mostrándonos cuáles tendencias de la atención médica están acelerándose, disminuyendo o deteniéndose.
Aquí enumeramos cinco tendencias que creemos que se manifestarán en los próximos 18 a 36 meses. Y si bien esta lista no es de ninguna manera exhaustiva, puede ayudar a prepararnos para los cambios que se encuentran debajo de la superficie de las noticias y actualizaciones diarias:
- Consolidación
La fusiones y adquisiciones se acelerarán ya que las entidades con balances sólidos y diversificados verán oportunidades de apropiación, a medida que cientos de sistemas de salud luchan por resistir la pérdida de volumen de servicios.
- Agilidad
Las comunicaciones rápidas y concisas al personal angustiado, el despliegue de nuevos protocolos en antiguas instalaciones para acomodar a pacientes con COVID-19, o la colaboración con socios de la comunidad para acelerar las soluciones son solo algunas ejemplos de las distintas formas de agilidad.
Las entidades reconocerán su importancia y buscarán preservar y fomentar aún más las tendencias innovadoras y creativas. En contraste con la consolidación descrita en el punto anterior, esta es una oportunidad más democratizada.
Para respaldar este punto de vista, se compilaron los consejos de 73 líderes de hospitales y los conceptos de innovación, agilidad y adaptabilidad fueron centrales entre las soluciones que sugirieron.
Durante una época de crisis, las partes componentes de un sistema pueden soportar más estrés, pero una vez pasada la crisis, ya no toleran procesos y flujos de trabajo ineficientes. Es por eso que las organizaciones que saben aprovechar la capacidad de cambio durante la pandemia y la “normalicen”, está destinadas a tener éxito (combinando estas competencias con evaluaciones objetivas de su madurez digital, por ejemplo, con el indicador de salud digital HIMSS).
- El súper uso de la telemedicina es la punta del iceberg
El aumento sin precedentes en la adopción de la atención virtual a partir de la crisis COVID-19 ya está documentado y es muy bueno celebrar este hito digital. Pero como nuestra atención estuvo enfocada solamente en la adopción durante la última década, nos olvidamos considerar la ola de cambios asociados con la telemedicina. Ahora es el momento de abordar esos cambios.
Por ejemplo, el trato con los pacientes, una habilidad muy buscada, puede necesitar complementarse con un “estilo en la red”; un cambio que puede parecer trivial pero que afecta desde gráficos a HIPAA a ancho de banda de TI, y una serie de otras consideraciones para escalar según sea necesario.
También, y a medida que la atención virtual se convierte en la norma, los sistemas de salud analizarán las propiedades, plantas y equipos que poseen. Por ejemplo, eliminar o reutilizar algunas de las instalaciones clínicas con el tiempo, es una oportunidad de redistribución de capital.
- Atención basada en el valor (Value Based Care, VBC)
Las poblaciones del Programa de Ahorro Compartido de Medicare (MSSP), a menudo administradas por ACOs (Accountable Care Organization), basan su economía en la suposición de administrar atención de baja incidencia y baja agudeza para la mayoría de los episodios. Y, con el fin de probar y recibir un pago por la gestión exitosa de esos episodios de atención, las ACOs también deben participar en la recopilación e informes de datos rigurosos que requieren de mucho tiempo.
La gestión de COVID-19 es la antítesis de este modelo. Cualquier paciente de Medicare que se presente en el hospital hoy, casi por definición, requiere atención aguda por razones relacionadas con COVID-19. La Asociación Nacional de ACO (NAACOS) utilizó los costos de la neumonía a los 90 días como un proxy para las estimaciones de COVID-19 y calculó un aumento de costos del 6% al 18%. Compare eso con el ~ 1.5% de reducción de costos de 2018, y es fácil ver cómo la gestión al estándar de los tiempos habituales es insostenible.
Además, el largo proceso de recopilación de datos también resulta innecesario cuando los cuidadores de la salud deben estar en primera línea. Dicho todo esto, es comprensible que CMS esté explorando los esfuerzos de ayuda este año. Si bien la pandemia nos lleva a un pequeño desvío, el destino sigue siendo el mismo. Predecimos que la discusión sobre VBC y el crecimiento de MSSP continuarán siendo “el” tema económico de la atención médica del futuro.
- Atención emergente / Modelos de cobertura y aumento del desempleo
Si bien nadie espera ni desea una pandemia como esta, siempre hay beneficios que llegan a partir del cambio. Visto a través de esta lente, los modelos de atención y pago no tradicionales (startups, nichos de mercado, etc.) se ven envalentonados con tantos nuevos posibles miembros y usuarios.
La última década tuvo un impulso de casi 50 mil millones de dólares solamente para soluciones de salud digital y, recientemente, también aumentó la financiación para servicios tecnológicos más avanzados. Además, las compañías Fortune 50 están identificando oportunidades estratégicas en el área del cuidado de la salud. Lo que más necesitan estas nuevas soluciones es atraer y retener a los nuevos usuarios.